jueves, 3 de enero de 2013

Mi testimonio personal sobre Jesucristo




Entiendo que JESÚS fue concebido como: un SER DIVINO en el Noventa y Cinco por ciento particular y personal, y como SER HUMANO en un Cinco por ciento común a todos los humanos.

Por tanto, Jesús en su concepción es de:
Naturaleza Divina en el 95% de su personalidad: Santo Espíritu.
Naturaleza Humana en el 5% restante; con una parte de Hombre, y otra parte, de Macho.
Debido a ello, Jesús en calidad de ser humano no fue perfecto, como lo prueba la parábola de la higuera, a la cual mandó que se secase para siempre, al contrariarse por encontrarla sin fruto cuando se acercó porque tenía hambre, aunque no fuese el tiempo natural para ello.
Reaccionó dando prioridad a su personalidad humana, pues como ser divino tenía la posibilidad de hacer que la higuera se llenase de fruto y pudiesen comer.
Entiendo que Jesús  no nos pide que seamos perfectos en nuestra vida particular y personal, sino que intentemos parecerlo, reduciendo los errores o la imperfección a la mínima expresión.
Jesús basa su ministerio para enseñarnos el camino hacia el Árbol de la Vida, en un Gran Mandamiento, que a su vez se divide en dos: Amar a Dios sobre todas las cosas; y, Amar al prójimo como a ti mismo.
Amar es sentir Satisfacción; La satisfacción la proporciona el cariño y la amistad; El cariño y la amistad generan sensaciones y emociones comunes que al compartirlas produce satisfacción; y la satisfacción te hace Amar.   
La dificultad del ser humano para conseguir amar al prójimo como a sí mismo, se encuentra en conjugar de forma equilibrada, las sensaciones y emociones particulares y comunes o las  públicas y privadas.

Como conclusión, decir que “cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios; y para ser amigo de Dios, debe querer ser amigo de sus semejantes”.

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