Según
las encuestas del CIS, el paro ocupa el Primer puesto entre los principales
problemas de la sociedad genérica, ocupando el Segundo lugar los asuntos de
índole económica.
Por
otro lado, las preocupaciones y situaciones personales es un problema poco
compartido.
Todo ello es
producto del gran auge económico vivido en nuestra sociedad con el boom de la
construcción que produjo una inmensa “burbuja”, en el que todo parecía “soplar
y hacer botellas”, sin tener en cuenta para nada el derroche de recursos que se
estaba produciendo, tanto en la vida pública como en la vida privada.
Hemos estado
viviendo una etapa como si todo fuese “Jauja”, en la cual se mantenía una escala de
gastos basánda en lo que se iba a ganar al mes siguiente.
La “burbuja”
en la que funcionábamos nos hizo olvidar las enseñanzas de nuestros mayores a
la hora de los gastos, y de un día para otro, llegó el batacazo de la crisis
financiera produciendo una inmensa pérdida de puestos de trabajo, con la
consiguiente disminución de ingresos económicos.
Aunque
el crecimiento económico fue creando una cultura de individualismo, ante la terrible situación en la que se van encontrando las personas más desfavorecidas, la población social está sacando lo mejor de sí mismo para apoyar y defender a éstas frente a los más fuertes, a los recortes de ayudas por parte de los organismos oficiales, a las injusticias avaladas por sentencias judiciales, etc.
Sin embargo, a
pesar del tremendo panorama de crisis que vemos todos los días en los medios de
comunicación, tenemos el triste honor de ocupar el primer puesto europeo en el
consumo de drogas (cocaína y hachís) y alcohol por habitantes, y también en el
consumo de servicios de prostitución,
según datos públicos... pero curiosamente, muy pocas personas reconocen con valentía el verse reflejados directamente en esos datos.
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