Según
los expertos en la cuestión, los resultados instantáneos que proporciona la tecnología
digital (teléfonos móviles, cámaras, correo electrónico, ipods), han aumentado
nuestro apetito por la gratificación inmediata, lo que nos hacer ser mucho
menos paciente.
Si
las cosas no suceden como deseamos o nos imaginamos, rápidamente tendemos a
frustrarnos e irritarnos cada vez más.
Hoy en
día, la vida es como una autopista espacial de sentido unidireccional en forma
de espiral con muchísimos carriles, en la que cada vez con más frecuencia se
incumple negligentemente las normas y reglas de la circulación, con el único
fundamento de que todo el mundo lo hace cuando le conviene.
Si nos
salimos a un lado de la autopista (simplemente parando nuestra frenética
actividad diaria), veríamos claramente las distintas formas de conducirse, y en
que nos equivocamos o cometemos errores voluntariamente, los cuales ocasionan
una inmensidad de incidencias negativas, con el agravante de que todo el mundo
intenta eludir su responsabilidad personal y particular…lo que hace aumentar
considerablemente la impaciencia o disminuir drásticamente la paciencia.
La
impaciencia está relacionada con la frustración, la irritación y hasta la ira.
Por ello, perjudica a la salud física y mental; contribuye a posponer las
tareas, lo que significa reducir la productividad y crear más gastos; incita a
la bebida y la violencia; y también
disminuye nuestra capacidad de comunicarnos, por lo que el dialogo se hace casi
imposible y termina ahuyentando las relaciones amistosas.
Para
dar la vuelta a esta espiral creciente de la impaciencia que se produce en
nuestra sociedad, es necesario pararte, mirar directamente al reflejo de tu
espejo personal, y hacer un balance real particular de tu situación…inmediatamente
comenzarás a encontrar tiempo para ti mismo, y aumentará el nivel de paciencia.
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