viernes, 4 de enero de 2013

La Iglesia Cristiana



En mi fe personal, no concibo que el Dios Creador del ser humano: primero habiendo cometido el error de excesiva generosidad con el mismo al ofrecerle en el momento de su creación la Libertad para tomar la última decisión en sus actos personales,  y éste desobeder su mandato de no tomar frutos del Árbol de la ciencia del bien y del mal, que acabó con su expulsión del huerto del Edem; que posteriormente, tras confiar nuevamente en el mismo, y comprobar la inclinación continua del ser humano a perseguir el mal, se arrepintió de haberlo creado, acabando por raer de la faz de la tierra a todo ser viviente, a excepción de Noé, sus familiares y los animales que le acompañaron; y finalmente, consecuencia de la desobedencia del ser humano, terminar enviando a su propio Hijo a morir crucificado para la salvación eterna de aquellos que creen en su mensaje; como decía, no concibo que la intención de Jesús al referirse a Pedro como la roca sobre la cual fundaría su iglesia, fuese la creación de un ente institucional dirigida por un ser humano, con la potestad de ser el único camino verdadero que conduce a la salvación del alma.
Para mayor abundamiento sobre este pensamiento personal, decirte que el principio del ministerio de Jesús estuvo basado en la lucha contra los poderes religiosos de la época, como lo prueba su entrada en el Templo de Jerusalén;

El apóstol S. Pablo en la carta a los Corintios, hace referencia a la Iglesia como “Cuerpo de Cristo”:”Las partes del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno, por muchas que sean sus partes, todas forman un solo cuerpo”.
No creo que estas palabras estén dirigidas a señalar a una institución humana como Cuerpo de Cristo, sino más bien, a cada uno de los seres humanos que de forma individual componen el nuevo pueblo de Cristo, al manifestar su fe públicamente mediante el Bautismo.
Como la iglesia católica apostólica romana, se considera a sí misma heredera de la tradición y la doctrina de la iglesia primitiva fundada por Cristo y, por tanto, como la única representante legítima de Cristo en la tierra, me hago una pregunta:
¿Por qué en el acto central de la Eucaristía se incumple el mandato de la Santa Cena al no compartir el pan y el vino? En este acto solo toman parte simbólica del Cuerpo y la Sangre de Cristo los que se encuentran en el altar dirigiendo la misa.
Al resto del pueblo que se considera creyente y acude a la iglesia, se le deja a medias en el acto de la celebración testimonial de la Santa Cena, pues no se le da a beber del vino (la sangre), sino simplemente se comparte la hostia (el cuerpo).

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