Debía ser la excepción que confirmase la regla en la actividad
laboral, pero el ser masculino empezó a utilizarla de forma habitual en pro de “mayores ingresos económicos”, sin
reparar en si eran “mejores beneficios personales”, y con el paso del tiempo la fue
introduciendo en las relaciones familiares, camuflada por los “detalles”
materiales que se tenía con los miembros de la familia para compensar la no atención
personal que le debía prestar, alegando siempre el encontrarse habitualmente “demasiado
ocupado” y con muchas “obligaciones profesionales”, eludiendo toda
responsabilidad particular de sus actos
ante sus referentes personales.
Con la incorporación posterior del sexo femenino a la actividad laboral,
las consecuencias de la “mentira piadosa”, a la que me referiré como “virus”,
se fueron agrandando poco a poco, hasta el punto de que al día de hoy la gran
mayoría de los miembros de mi sociedad, tiene su “ordenador cerebral“ totalmente infectado, lo que le está
produciendo unos enormes quebraderos de cabeza.
Transcurridas varias legislaturas del periodo democrático, a principios
de los años 90, llega a nuestro sistema de convivencia los adelantos
tecnológicos creados por el cerebro humano, con el fin de agilizar el “tiempo”:
la telefonía móvil e internet, principalmente.
Ya para esas fechas se había introducido plenamente en nuestro
lenguaje de comunicación, la mentira y el engaño, aconsejándote incluso la
gente que te adaptaras al mismo, porque ¡la sociedad era así!… y había que amoldarse
para prosperar.
Es necesario recuperar la Sinceridad en la comunicación, primeramente
de forma individual y particular en nuestro entorno privado, y posteriormente, introducirla
en nuestro comportamiento común de forma cotidiana... progresemos en este camino
poco a poco.
Mi opinión sobre el ser humano de la sociedad que me ha tocado
conocer, es que éste con tanta reivindicación sobre la “individualidad”, hoy en
día apoyada por tantos avances tecnológicos en las comunicaciones, se ha confiado en su “gran
memoria cerebral” y le ha introducido en
su sistema el juego de la “mentira piadosa” pensando que podría controlar a
ésta.
La grave consecuencia que se padece por la mentira piadosa, es que alguien que siente desarraigo familiar, añoranza por la amistad,
deficientes relaciones laborales, complicaciones con el sexo opuesto... ¿qué
emociones y sensaciones puede compartir normalmente?
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