En nuestro país desde que se ha producido la crisis financiera nos despertamos un día sí y otro también, con la preocupación por "la marca España", siendo los primeros en manifestar el deterioro de la imagen de España los miembros de la clase política (normalmente los que ocupan el puesto de Oposición) y los miembros de la clase empresarial (principalmente los considerados grandes empresarios), y todos coincidían en señalar los motivos de la devaluación y los responsables de la misma.
Desgraciadamente este el pan de cada día en nuestra sociedad, en la que todo el mundo se expresa con una sabiduría total sobre lo que está aconteciendo con nuestro país y quienes son los responsables de ello, enfrentándose unos y otros en agrias discusiones sobre la identificación de los mismos.
Sin embargo, nadie, nadie, manifiesta que también tiene su cuota de responsabilidad de lo que sucede en nuestra sociedad, sino lo que hace es señalar a los demás.
Bien sea político, empresario, sindicalista, autónomo, obrero, o sea cual sea su actividad o inactividad, nunca reconoce negligencia en sus actuaciones, negándose a asumir cualquier mínima responsabilidad en lo que acontece.
Para dar el giro a la espiral devaluatoria que está sufriendo "la marca España", el camino pasa por empezar a recuperar o revalorizar la "marca personal" potenciando el valor de su palabra y que "cada palo aguante su vela" y paguen sus actos irregulares cuando sean descubiertos y juzgados como culpables.
El rey D. Juan Carlos en un mensaje navideño expresó con total claridad:"La ley es igual para todos"... pero cada uno quiere darle la interpretación que más le conviene personal y particularmente.
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