Sentado frente al televisor cualquier día laboral de la semana puedes observar con claridad como el funcionamiento de la Sociedad se encuentra en la encrucijada de "la pescadilla que se muerde la cola".
Tanto en el parlamento nacional como en los distintos parlamentos regionales, en los programas de debate de contenido político, en los programas de tertulias deportivas referentes al fútbol, en los programas de entretenimientos referidos a hablar de la vida privada de la gente, así como en los programas de concursos de convivencia, se puede comprobar con nitidez un comportamiento similar y un idéntico interés entre todos los componentes que participan en ellos: en el comportamiento, ataques y acusaciones, reproches de conductas, calificativos despectivos, faltas de respeto personal, agresividad verbal, insultos, etc.; y en el interés, las importantes retribuciones económicas que perciben, las cuales son un "tremendo chollo" que los hace unos privilegiados en medio de la situación de crisis económica que vivimos (unos legitimados por las urnas y otros legitimados por las audiencias televisivas).
Y el final es igual en todos los casos... recriminarse unos a otros de que todo lo dicho es Mentira.
Mientras esto sucede un día sí y otro también, el pueblo es quién paga los platos rotos... probablemente merecido, porque es quien otorga los votos y concede los share.
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