Hace ya unos cuantos años, un reconocido filósofo español de
mucho prestigio dijo que, “el acontecimiento social más importante del siglo XX
producido en nuestra sociedad, la revolución más profunda y poderosa, fue la incorporación
de la mujer a la vida pública, al trabajo, a la política”.
Hoy en día, transcurridos más de 30 años de la etapa
democrática, opino personalmente, que para reconducir la situación creada en
estos momentos, es necesario que se produzca la revolución individual del ser
masculino y del ser femenino, independientemente del sexo pero juntos en los
objetivos comunes, para conseguir una mayor equidad en la aplicación de los principios básicos
en los que se cimenta la Constitución: Libertad, Igualdad y Justicia.
En mi opinión, quienes deben comenzar esta revolución son
aquellas personas comprendidas entre los 45 y 60 años de edad, pues en los
inicios de la Democracia estábamos considerados “la reserva espiritual de
Europa”… y hoy en día, el gran problema de nuestra sociedad española es ¡la
falta de CREDIBILIDAD personal¡.
Aprovechando el ambiente actual de tanta manifestación como consecuencia de los
recortes económicos aplicados al Estado de Bienestar, reclamemos
masivamente RECORTES: en el cinismo, la
hipocresía, la manipulación y la demagogia en las cuestiones o inter-relaciones
“políticamente correctas”, empezando por un@ mism@.
En cuanto a la Ley de libertad religiosa, recogida en la
Constitución, apliquemos el espíritu de la misma con una mayor equidad adaptada
a los tiempos de hoy, dejando al margen las tradiciones, obligaciones y
privilegios religiosos de etapas anteriores, teniendo más en cuenta el Gran
Mandamiento: “Amar a Dios sobre todas las cosas; y Amar al prójimo como a ti
mismo”.
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